domingo, 25 de noviembre de 2012

Lealtad

Hace mucho tiempo, cuando era bastante pequeño, conocí a un vaquero. Estaba en una finca cerca de Alcalá de los Gazules y era, aparte de buen profesional, un gran aficionado al toro y al caballo. Lo ví muchas veces y siempre iba montado en una yegua castaña. Pasado un tiempo lo fui conociendo más y me di cuenta el amor por los animales que tenía ese hombre. Tenía unas cabras, con las que aparte de hacer queso, criaba a los becerros que se quedaban sin madre, y lo que es más excepcional, mamando el becerro directamente de aquella cabra blanca. La cabra subida en el escalón y el becerro alimentándose como si de su madre se tratase. Fueron varios becerros los que conocí mamando de esa manera. Pero lo que más atención me llamaba era la unión que tenía con aquella yegua. Este vaquero se llama Pepe pero le conocemos todos con el apodo de "Pepón", y tal era la complicidad con su yegua que a esta le pusimos la "Pepona". Actualmente, pasados tantos años, mi amigo "Pepón" esta mayor, sólo le faltan varios años para jubilarse pero todavía sigue con su cabritas y lo que es más impresionante con su yegua. El animal con más de veinticinco años sigue trabajando todos los días con su compañero y amigo.
"Pepón" con uno de aquellos becerros criados mamando de sus cabras
Y relaciones como ésta hay un montón en nuestro campo bravo, y la mayoría por desgracia desconocidas. Normalmente la unión de un vaquero con su caballo es extrema. Son compañeros de trabajo. Están todos los días juntos puesto que para las faenas de campo el caballo es fundamental. Sin el caballo nada se podría hacer. Actualmente hay fincas en las que han sustituido a estos bellos animales por todoterrenos o demás maquinaria pero no es lo mismo. Para apartar toros, para repasar el ganado, para buscar un becerro, para hacer los lotes de vacas... el caballo es fundamental. Y la relación de estos animales con sus compañeros de trabajo digna de admirar. Todos valoramos siempre el trabajo de mayorales y vaqueros obviando la ayuda que le brinda su caballo. Es lealtad mutua, dedicación de uno hacia otro.

También recuerdo cuando conocí los bueyes de otra ganadería cercana a Medina Sidonia. Me impresionaban sus cabezas, adornadas con su cencerro y aquellos pelajes tan llamativos. Su doma era excepcional. Los vaqueros los llamaban por sus nombres y ellos trabajaban al son del cencerro todos los días. Cada uno tenía su sitio y su función. Sabían estar amarrados al caballo, llevar sacos de pienso, pasaban por puertas y corrales con suma maestría... Los recuerdo comiéndose su ración de pienso diario amarrados cada uno a su pila esperando la vuelta de los vaqueros para continuar el trabajo. Aquellos vaqueros los nombraban con un cariño especial. Recuerdo un día como estos de otoño en los que llovía demasiado a uno de los vaqueros mojándose sólo para soltar a los bueyes y que éstos pudiesen ir al abrigo del monte.
Los bueyes aquella tarde lluviosa de otoño hacia el abrigo del monte
Y si estos vaqueros cuidaban tanto esos bueyes es por algo. Son, al igual que los caballos, pieza fundamental en el engranaje del trabajo en el campo. Sin bueyes es complicadísimo encerrar una corrida de toros, sin embargo, con ellos se facilita bastante la tarea. Recoger al ganado sin bueyes es tarea durísima pero con ellos todo es mucho más fácil. Y los vaqueros lo saben por eso les tenían y tienen (donde quedan) tanto aprecio.

Y tanto pensar en el trabajo en el campo me trae a la mente aquella vez que un utrero no quería salir de un cerrado o aquellas becerras escondidas en el monte. El utrero se arrancaba a los caballos y no hacía ni caso a los bueyes. Tras una larga mañana intentando sacarlo de allí uno de los vaqueros fue a por sus perros. Al poco rato, tras varios ladridos y mordiscos, aquel utrerillo espabilado salía por la cancela del cerrado dejando atrás perros, vaqueros y querencia.
Lo mismo ocurrió en aquel cerrado tan amplio y cubierto de maleza. Las becerras se "amarraban" a su querencia escondidas entre lentiscos y carrascas. Los vaqueros las sacaban de un lentisco pero rápidamente se escondían en otro donde los vaqueros debido a la altura de los caballos no podían entrar. Pasada media tarde aparecieron al lado del caballo de nuevo aquellos domadísimos perros y sacaron a aquellas becerras rebeldes de los lentiscos. Estos perros daban la vida en su trabajo, e incluso alguno en un alarde de valentía se llevó más de una vez alguna cornada.
Gracias al trabajo de los perros el utrero rebelde salía al poco rato del cerrado
Y todavía son útiles estos perros. Para situaciones puntuales donde el ganado bravo se pone un poco más rebelde son esenciales. Todavía veo a los vaqueros cuando salen a dar una vuelta con el potro llevarse a los perros más nuevos para enseñarlos poco a poco a obedecer y andar por el campo. Así el potro se acostumbra a los perros y el perro se acostumbra al campo.

Y es que me parece muy bien que elogiemos al toro en el campo y el trabajo de mayorales y vaqueros, pero creo que estas relaciones del hombre con los animales alrededor del mundo del toro dice mucho a nuestro favor. No somos fieras insensibles como pretenden los antitaurinos. Pero no he escrito esto por eso. Lo he escrito porque no me parece bien que pasemos por alto el trabajo, dedicación, esfuerzo y lealtad que estos animales le brindan a los vaqueros con su sudor. Y porque no me parece justo que fomentemos ruedas, motores y combustibles, despreciando cencerros, ladridos y mosquerazos. Los vehículos a motor te dejan tirado a la mínima, pero la cabrilla blanca todavía sigue amamantando becerros bravos y la "Pepona" con más de veinticinco años se esfuerza todavía por no dejar este mundo y su trabajo diario pero, sobre todo, por no dejar solo a su amigo y compañero.

6 comentarios:

  1. Me encanta cada dia mas el blog Alberto, y te lo digo sinceramente. No te voy a decir nada de la relación que puedo tener con mi caballo, porque ya la sabes.

    Mira, empece a ver Toros para todos al principio (como toda la gente). Pero el dia que vi un reportaje, donde en una ganaderia (me guardo el nombre) apartaban una corrida de toros con todoterrenos... deje de verlo y no lo he vuelto a ver. Apretaban a los toros casi tocandoles la culata con el morro de los todoterrenos, hasta que que los animales decidieron romper una alambrada. Recuerdo que uno de ellos se enredó con los alambres y casi no se desnuca. ¿es eso lo que queremos enseñar a la gente? . Pues eso es caldo de cultivo para los antitaurinos.

    Donde esté un buen mayoral o vaquero con su jaca campera, como la Pepona, que se quiten todas estas gilipolleces de todoterrenos y quacks.

    Enhorabuena una vez mas Alberto.

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    1. MARIN:

      Yo también he visto varios reportajes de esos, y al igual que te pasa a ti, no me gustan un pelo. Y me parece que eso no debería salir en ningún sitio y ni se debería permitir. Pero claro cada uno hace con sus toros lo que quiere. Pero los reporteros de Canal Sur deberían saber y tener un poco de conciencia de lo que sacan por la pantalla y lo que no. De todas formas ultimamente este programa se ha quedado sin reportajes. En varias ganaderías el tal Enrique Romero a llorado ya para que lo llamen alguna vez a grabar algo. Si te fijas siempre salen las mismas y el programa ha perdido bastante audiencia. De ahí a que incluso lo quitaran de su hora un par de veces y todo. Yo todavía sigo viéndolo cuando puedo porque para algo de toros que hay habrá que apoyarlo aunque no lo hagan a la perfección precisamente. Creo que no tiene buena pinta las próximas ediciones del programa y esperemos que al menos se siga emitiendo la próxima temporada, cosa que creo está algo complicada. Y es que como ocurre en el toro si haces las cosas bien te ganas al público y estar en el próximo cartel. Y este programa ya lleva unas temporadas convertido en un "pegapases" y cada vez interesa a menos gente.

      Muchas gracias MARIN. Un abrazo.

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  2. Muy bnito el escrito,francamente.
    Kaparra

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  3. Aire fresco, este post, que nos recuerda donde estàn los verdaderos valores del aficionado: amor del campo bravo, de la naturaleza, cosas que los antitaurinos nunca podràn entender, ellos que quieren prohibir la corrida, es decir la crianzo del ganado bravo, ùltima y instutituible riqueza de nuestras tradiciones amenazadas por una trasladada sensibleria
    Felicidades , me ha encantado "Lealtad"
    Saludos

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    1. Pedrito: es que creo que uno de los pilares que sustentan la tauromaquia es eso, el amor al campo, a la naturaleza, a los animales... Ellos no entienden ni quieren entender que lo que le da la vida al toro es su muerte en la plaza. Al igual que al cerdo se la da su muerte en el matadero. Es que es así. Pero el toro además tiene muchas más tradiciones detrás, muchas historias de personas con este animal que los antitaurinos no saben. Y creo que es fundamental destapar todo esto. Que se sepa que hacen los vaqueros y mayorales día a día, que se sepa cuantos animales más viven del toro. Así entenderían (o al menos tendrían argumentos para ello) porqué se mata al toro y que sentido tiene eso. Así entenderían como a un estudiante de veterinaria (que se supone que ama a los animales) le pueden gustar los toros como es mi caso.

      Pero a veces es más importante ser moderno y dejarse llevar por la actualidad que utilizar la cabeza y el sentido común.

      Muchas gracias Pedrito. Un saludo.

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