domingo, 31 de marzo de 2013

El destete

Tras los juegos, las pequeñas peleas, las horas con su madre, los ratos de sesteo y tantos momentos de disfrute en la dehesa, el becerro, casi sin darse cuenta, ha ido creciendo. Han pasado varios meses desde que aquel becerro vió la luz del sol por primera vez. Los primeros pasos inestables y torpes han ido dando paso a carreras fuertes y enérgicas. Aquel pequeño cuerpo ha ido aumentando de tamaño poco a poco, y hoy se ha convertido en un becerro fuerte y sano. Aquella cara de recién nacido ha ido adquiriendo seriedad y ahora su cabeza está coronada con unos pequeños pitones, que al principio parecían dos bellotas de las encinas que lo rodeaba y ya han adquirido un tamaño algo mayor.

A medida que iba creciendo iba cambiando la cara e iban saliendo los pequeños pitones
Cada día el becerro es más independiente y pasa menos tiempo con su madre. Casi todo el día lo pasa jugando con los compañeros, echado sin saber nada de su progenitora y casi que solo se ven en el momento de la lactación. Lactación que es más por tradición que por otra cosa, ya que el becerro se alimenta perfectamente de la dehesa y ya la madre apenas produce leche. La vaca está algo cansada de mantener un becerro tan grande mientras alberga a otro futuro toro bravo en su interior y llega el momento de darle descanso, llega el momento del destete.

El becerro, ya más grande, es independiente y pasa poco tiempo con su madre
 El destete es el momento en que el becerro será separado para siempre de su madre. Quedarán atrás muchos momentos, muchos ratos, mucho cariño y protección, pero la vida sigue. Hay ganaderías donde se desteta después del herradero, sobre todo en el norte. Por aquí, en el sur, suele hacerse unas semanas antes del marcado a fuego. Esta faena tan campera tiene diversas formas y mecanismos para realizarla. Antiguamente todo se hacía a caballo y con bueyes. Hoy en día son varias las vacadas donde se realiza en los corrales para mayor comodidad, pero así se ha perdido todo el sabor campero y añejo del destete a caballo.

El vaquero, a caballo, recoge los bueyes un día de destete
 Dependiendo de la extensión de la vacada y de lo concentrado de la paridera hay ganaderías donde se realizan dos o más destetes. Es lógico, puesto que no puedes destetar al mismo tiempo un becerro nacido en noviembre y otro nacido en abril. El criterio para destetar es lo avanzado y desarrollado que esté el animal y la edad de la vaca. A las madres más viejas se les desteta el becerro antes para cuidarlas un poco más.

A las vacas viejas, como ésta, se les retira el becerro antes para que no sufran tanto
 La faena se realiza en un cerrado pequeño que, a ser posible, tenga la salida a favor de querencia de las vacas. Los vaqueros se disponen en abanico sujetando a todo el bullicio de animales. Otro hombre, normalmente el mayoral, se mete entre la piara y va sacando las madres una a una a favor de querencia, siempre intentando dejar el retoño detrás con los bueyes. Si el becerro corre tras la vaca los vaqueros que aguantan intentan cortarlo y dejarlo detrás. Por si alguno más escurridizo se escapa siempre hay un vaquero "que hace puerta" en la cancela de salida sellando para siempre la separación del becerro y su madre.

Los vaqueros separan a la vaca del becerro...
...y por si alguno se escapa siempre hay un vaquero situado cerca de la salida
Así, poco a poco, los hombres con la paciencia y sabiduría que da el campo, y los caballos con los movimientos enérgicos y rápidos que da la doma, van separando a las vacas de sus becerros. Las vacas viejas ya saben a lo que van puesto que han pasado por esa situación varias veces y, quizás cansadas de un becerro ya demasiado grande, suelen salir las primeras sin ofrecer dificultades. Las vacas nuevas se pegan a sus hijos y no hay manera de separarlos. Tras varias carreras la bravura le juega una mala pasada, se arranca a la cola de uno de los caballos y cuando se quiere dar cuenta ya es demasiado tarde, está fuera y ha perdido a su hijo para siempre. La inteligencia, una vez más, vence a la bravura, al instinto y a la fuerza del animal.

A las vacas más nuevas y testarudas solo se las puede separar recurriendo a su bravura
 Una vez terminado el destete los becerros son introducidos en los corrales donde les espera una extensa ración de comida, agua y comodidad con el fin de relajarse del estrés sufrido, de reponer fuerzas y de olvidarse de la que fue su madre. Las vacas son llevadas a otro extremo de la finca donde no escuchen el berreo de los becerros con el fin de que se olviden de ellos. Aun así, durante varios días las vacas llamarán a sus becerros y éstos a sus madres como hicieron durante tanto tiempo.

Durante unos días el silencio se rompe con los berreos desesperados de vacas y becerros
 A los pocos días, cuando a la vaca se le seca la ubre y el becerro se acostumbra a estar sin ella, la dehesa recobra la calma y cada uno continúa la vida por su lado. Un adiós forzado, por el bien de los dos. La vaca recobrará fuerzas para criar a otro futuro toro bravo y el que fue su becerro inicia la vida de camada en lo que es su desarrollo hacia la demostración de su bravura...

viernes, 29 de marzo de 2013

Paco "El Casero" y el becerro huérfano

Semana santa. Santa por dos veces. Por la religiosidad y por el descanso. No el descanso de dormir sino el de cambiar de aire. Porque después de tanto tiempo en Cáceres estos días me olvido de todo. De los estudios, de dormir, de comer y, como habreís comprobado, casi del blog. Me dedico a levantarme temprano y a pasear por el campo, a ver los toros y las vacas, montar a caballo, ver las procesiones y visitar a la familia. Porque si clásico es para mí visitar el campo cada vez que vengo a casa, más clásico todavía es la visita a casa de mi abuelo.

A la hora de merendar. Estufa, infusión de manzanilla para cada uno y, tras las novedades, la consiguiente charla de toros. Él habla y cuenta, yo escucho y pregunto para enterarme de más. Anécdotas a montones, toros, toreros y campo y la tarde se pasa volando. El otro día recordamos a Paco "El Casero".

Paco era un hombre muy bajito, no sé si llegaría al metro y medio, que vivía en el cortijo de "La Quinta" y era una persona muy "apañá". Recuerdo cuando mi abuelo se ponía a hacer los lotes en el despacho que me mandaba con Paco y con él aprendí a sembrar patatas, a regar el huerto, a enseñarle cosas al perro y luego, antes de irme de nuevo con mi abuelo, siempre me daba un refresquito como recompensa a mi trabajo o más bien a mi estorbo, porque siendo tan pequeño deshacía más de lo que hacía.

Pues bueno, después de recordar todo eso al calor de la estufa, ya cuando me iba a ir, mi abuelo me dice: "¿Te he contado alguna vez lo que le pasó a Paco "El Casero" con un becerro?" Le dije que no ansioso porque empezara y, tras un sorbo de manzanilla, empezó a contarme: "¿Te acuerdas que Paco era muy chico no? Pues bueno, una mañana estaba yo en el despacho cuando llega el mayoral y me dice: -Antonio ¿por qué no se llega usted con el coche al "Pozo del toro" para recoger un becerro recién nacido que se le ha muerto la madre de parto y no me lo he podido traer porque llevaba un potro? Le dije que sí y se me ocurrió llevarme a Paco para que me ayudase a abrir las cancelas y a atrapar y a sujetar al becerro mientras yo conducía el coche. Al poco tiempo llegamos al sitio. Estaba cerca de las palmas que hay en la cancela que linda con "La Canaleja". Todavía estaba medio sucio junto a su madre, una vaca vieja negra bragada. Como el coche no pasaba debido al barro, porque aquel año llovió casi como éste, le digo a Paco, que llevaba botas de agua, que lo coja y lo meta dentro del coche. Entonces, para mi sorpresa, el animalito, con tan sólo varias horas de vida, se levanta y se arranca. Debido a la poca estatura de Paco, el becerro le dió con el testud justo en "sus partes". El pobre hombre se encoge de dolor, se pone la mano ahí y entre lamentos y lagrimones le dice al becerro: "Pero hijo de p... si a tu madre no le ha dado tiempo a decirte nada ¡quién coño te ha dicho a ti que hay que embestir!"

Entre risas, con el recuerdo de aquel hombre tan bueno y trabajador, me tomo la manzanilla fría porque con tanta charla incluso se me olvidó y me despido de mi abuelo hasta la próxima merienda. Vuelvo a casa con la sonrisa en la cara por tan buen rato, por haber escuchado una anécdota tan graciosa y por volver a pensar en ¿por qué embisten?, por volver a pensar en ese misterio, en ese secreto, en el secreto de la bravura.

sábado, 23 de marzo de 2013

La primavera

Hace unos días comenzó la primavera, la estación de la naturaleza, la del campo, la del verde, la de los días cambiantes, la de la hermosura. Porque ¿qué hay más hermoso que ver el campo en todo su esplendor? La primavera es la explosión de luz, de color, de olor. Es cuando el campo se va despojando, poco a poco, del frío desgarrador del invierno, cuando cambia heladas por flores, cuando el sol empieza a picar, los días se alargan, las vacas engordan, los toros cambian el pelo grueso de invierno por el lustroso pelo fino que lucirán este verano en la plaza.

La belleza de la primavera, las vacas, la flores, la hierba...
En la primavera el campo vuelve a nacer tras esperar aletargado el frío invierno. Este año, tras un invierno tan lluvioso, la primavera va a ser colosal. Y no hay que esperar mucho. Por aquí abajo, donde el frío no es tan intenso, ya se pueden ver a las vacas metidas de hierba hasta la barriga. Los becerros se pierden entre el verde y solo puedes verle la cabeza. El verde y las flores inundan el campo de alegría.

Las vacas de hierba hasta la barriga...
...y a los becerros hasta cuesta encontrarlos
En esta estación que ahora comienza además empieza la temporada taurina. Tras la larga espera del invierno las principales ferias van cogiendo vuelo y el aficionado se puede llenar la panza igual que las vacas con el verde. Madrid y Sevilla comienzan con el Domingo de Ramos. Este año quizás toca demasiado pronto. A los toros, con tanta agua, no les habrá dado tiempo a cambiar el pelo y a cuajarse.

El agua, el barro y el frío no ha dejado cuajarse a algunos toros
 Semana santa, en la primera luna llena de primavera, donde el culto a la religión, a las imágenes, a las hermandades y al pueblo toma protagonismo principal, también es semana de culto al toro. Ligado a los actos religiosos, para celebrar la Resurreción, en numerosos pueblos el toro adquiere un papel fundamental. Toro del aleluya o de la resurreción según la localidad. Una demostración más de que el toro está tan arraigado en nuestra cultura que va de la mano de la religión. El toro es parte del pueblo y de su gente, como las flores son parte fundamental de la primavera.

Toro del Aleluya de Paterna de Rivera 2013
 La primavera en el campo es la definición exacta de belleza y naturaleza, porque ambas van de la mano, como la religión y el toro. Es cuando visitar el campo se convierte en algo maravilloso. Es cuando la temperatura es ideal y lo mismo pasas calor que te coges una "mojá". La primavera es para disfrutarla, pero cuidado, que la primavera la sangre altera...

domingo, 17 de marzo de 2013

El juego del becerro (y III)

Ya hemos visto como el becerro, a pesar de tener escasos días, se relaciona, juega y se pelea con sus compañeros. Esto no quiere decir que pase poco tiempo con su progenitora. Una manera de aprender a vivir en la naturaleza es imitando a su madre. No es raro llegar al campo y la vaca, debido al supuesto peligro, se "encampana", se estira, te avisa con la mirada de la posible arrancada. Y es curioso como el becerro, imitando a su madre, hace exactamente lo mismo como si él también se fuese a arrancar.

El becerro, como su madre, atento y avisando al extraño de la posible arrancada
 En lo respectivo al juego, el becerro también juega con la vaca. Es común ver como el becerro ensaya las embestidas que algún día empleará contra sus hermanos de camada o con el caballo de picar, contra su propia madre. Mientras la vaca descansa echada al sol o mientras se alimenta de la hierba verde que empieza a nacer, el becerro, revoltoso como un niño pequeño, se pasa el rato molestando a su madre con embestidas en las que incluso empuja como lo hará en el peto. La vaca normalmente no le hace mucho caso, pero si le molesta demasiado le puede dar una reprimenda para que la deje tranquila.

La vaca echada y el becerro jugando a embestir..
...e incluso empujando
Vimos en otras entradas como el becerro iba adquiriendo costumbres que mantendrá toda la vida como rascarse en los escarbaderos. Pero también puede rascarse en el cuerpo de su madre o incluso en sus propios cuernos. 

El becerro se rasca sobre el cuerpo de su madre...
...sobre los cuernos...
 
...e incluso sobre la misma cara de la vaca
También vimos como la vaca, cuando el becerro estaba recién nacido, lo lame para limpiarlo y darle calor. Ahora que el becerro está un poco más grande pueden cambiarse las tornas y sea él el que lame a su madre.

Ahora es al contrario, el becerro lame a la vaca
 Si la vaca observa algo extraño o algún peligro rápidamente busca a su becerro entre el lote de vacas. El retoño se pega al costado de su madre y, normalmente, la vaca se va hacia otra parte del cerrado con su becerrillo pegado a la cola para evitar cualquier posible peligro para su hijo. En otras ocasiones si la vaca considera que no tiene salida hacia su querencia puede llegar a arrancarse para defender a su hijo siendo un peligro sobre todo si vas andando.

Lo normal es que la vaca se lleve a su becerro hacia otra parte...
...pero también puede ocurrir que la vaca se arranque
Si por el ajetreo vaca y becerro se separan, al rato, cuando la madre considera que el peligro ha pasado, berrea llamando a su hijo buscándolo por todo el cerrado. La búsqueda no suele durar mucho puesto que el becerro nada más escuchar a la vaca le constesta con su agudo berreo.
El becerro, si escucha a su madre, le contesta para volverse a encontrar
 Así, entre la tranquilidad predominante de la dehesa, entre muchos ratos de juegos y peleas con sus compañeros, entre el sesteo y la curiosidad, y siempre bajo la atenta mirada de la vaca, el becerro va creciendo casi sin darse cuenta, y sin saberlo, aprovecha los últimos días que le quedan junto a su madre...

jueves, 14 de marzo de 2013

Los toros de D.Salvador: Cebada Gago

Ganadería carismática de Andalucía, sita en Medina Sidonia, ligada a las plazas del norte, pero por encima de todo ligada, desde hace casi un año ya, a un recuerdo. Porque, sin lugar a dudas, los "cebaditas" siempre serán los toros de D.Salvador. Fue un hombre especial, particular, distinto. Era sencillo, aficionado y amante de la bravura y del campo. Siempre fiel a un concepto particular que supo impregnar en sus famosos toros.

Hierro, divisa y nombre de la ganadería en unos azulejos del cortijo
Creó un toro particular con reses de Núñez, Jandilla y Torrestrella. Muy amigo de D.Álvaro, debido a la cercanía de "La Zorrera" con "Los Alburejos" y a un concepto parecido, ambas ganaderías fueron de la mano durante un tiempo y todavía hay muchas historias y leyendas al respecto. Sin embargo, aunque se parecen, el toro de Cebada Gago y el de Torrestrella tomaron caminos diferentes hace bastante tiempo. El "cebada" tiene mucho más porcentaje de núñez y esto se aprecia tanto en la morfología como en el comportamiento. El toro que se cría en "La Zorrera" es un toro fino desde el rabo hasta la punta del pitón. Es bajo y de buenas hechuras, de mirada viva, presenta multitud de capas y accidentales, con variedad de caras destacando por lo astifino de sus pitones, siendo muy típicos los corniapretados. Todo ello lo hace un toro muy vistoso y característico.

La variedad de capas...
...y los pitones astifinos son rasgos característicos del toro de Cebada

 D.Salvador, además de buscar un toro muy bonito y espectacular desde el punto de vista morfológico, le imprimió su carácter y personalidad al comportamiento de sus astados. Era común escuchar del genial ganadero "cuando se lidian mis toros nadie come pipas". Con esta frase definía a sus corridas. El toro de Cebada es encastado tanto para lo bueno como para lo malo. El bueno es bravo, encastado y con esa "chispa" especial que hace que los toreros los eviten. El malo sigue siendo encastado, tiene poder y, al menos, da emoción y espectáculo a la lidia. Todo ello hace que los "cebadas" sean demandados en las plazas donde gusta el toro, en el norte de la península y Francia, siendo el principal feudo Pamplona y sus encierros, donde los toros de la divisa colorada y verde crean espectáculo en cada San Fermín.

Debido a su comportamiento y a su trapío son muy demandados en las plazas "toristas"
 Amante del campo y de sus tradiciones tenía varias yeguas con las que criaba caballos también encastados que incluso le sirvieron a D.Álvaro para rejonear. En las cuadras de "Los Alburejos" siempre hubo un "cebada" como demostración de su amistad. Pero no sólo criaba toros y caballos. En su finca son característicos los gallos y gallinas que aparecen junto a los toros en los cerrados, e incluso los burros. Debido a la industrialización del campo se estaban perdiendo los burros y el ganadero, empujado por su afición, para conservarlos siempre tenía varias burras criando junto a los lotes de vacas.

Es característico de "La Zorrera" las burras entre los lotes de vacas
Desde que D.Salvador se fue, sus hijos José y Salvador, apoyados en un pilar fundamental de la ganadería como es su mayoral Manolo Flor, siguen criando ese toro con el que soñaba su padre. Siguen buscando la bravura encastada y "picante" característica de los "cebaditas". Este año, como siempre, vuelven a Pamplona con el peso de ser la ganadería triunfadora el año pasado donde, esperemos, den espectáculo en el ruedo y en las calles.
El mayoral, Manolo Flor, es una pieza clave en la vacada
Una ganadería ligada a un hombre especial, que la primavera pasada se fue al cielo con su amigo D.Álvaro desde donde ve como sus astifinos toros se crian en la que fue su casa. Los toros, desde los cerrados, añoran los paseos de su ganadero con su sombrero bien puesto y su mirada sabia. Pero él no se ha ido, su recuerdo permanece en "La Zorrera", su alma todavía está presente en los cerrados, y los toros, todas las mañanas, lo recuerdan bramando al cielo azul de la dehesa gaditana...

martes, 12 de marzo de 2013

El juego del becerro (II): las peleas

Veíamos, en la última entrada de esta serie de la vida del toro, como el becerro se relacionaba con su entorno y sus compañeros a través del juego. Como, poco a poco, iba adquiriendo esas costumbres que mantendrá siempre en su vida de toro bravo. Observamos como se hacían esos grupos "de amigos" que mantendrían de toros... Pero ¿todo es juego? ¿Cuándo empieza a establecerse la jerarquía de la camada?

Dicen en muchos libros, videos y demás publicaciones que la jerarquía se impone tras el destete, otros opinan que cada uno va imponiendo su fuerza cuando son erales y van adquiriendo mayor fuerza física... Mi opinión es que la jerarquía que desembocará en ese toro líder y mandón de la camada, en esas peleas llenas de fuerza y agresividad, empieza en el juego del becerro. Ya desde pequeños imponen su fuerza frente al resto. Mediante el juego compiten por los mejores sitios para echarse como harán cuando tengan quinientos kilos y dos pitones afilados como cuchillas.

El becerro utiliza su pequeña fuerza contra su hermano...
...consigue levantarlo y ocupar el sitio...

...finalmente se echa donde estaba su hermano imponiendo su superioridad
 Es muy difícil verlo, hay que tener mucha paciencia y mucha suerte, pero los becerros a modo de juego se pelean. Como niños de colegio que en el recreo juegan a las peleas. Son disputas carentes de agresividad, sin mayor fin que entretenerse, pero en ellas ya se va imponiendo la fuerza de cada uno, ya saben quien es el más fuerte y quien es el que manda.

Se pelean como juego y para ir cogiendo "sitio" en la jerarquía de la camada
Utilizan la misma técnica que utilizarán con cuatro años. Se entrenan, sin saberlo, para destronar al líder cuando estén hartos de aguantar sus imposiciones. Todavía sin cuernos y ya afianzan sus patas en la arena del campo bravo para no dejarse ganar la pelea.

Aprendiendo la técnica...
...empujando y afianzando las patas
Y también viene un tercero por detrás, pero en este caso no es otro toro con ganas de vengarse... Es la madre de alguno de los dos becerros que, como una madre cuando su hijo se pelea, disuelve la disputa rápidamente.

La vaca si ve que está pasando de ser un juego acude...
...deshace el enfrentamiento y la paz vuelve a la dehesa
Pero llegará un día en el que no sea la madre la que venga por detrás sino otro toro con ganas de pelea, llegará el momento en que porten en su cabeza dos pitones afilados como navajas, en que haya que saldar las cuentas de toda una vida, entonces será el día en el que aquellos juegos de niños den paso a la dura realidad de una pelea de toros bravos...

viernes, 8 de marzo de 2013

La diversidad perdida: los Encastes

Hace poco los "Concha y Sierra" partieron hacia Francia. Un año hace desde que los "Coquillas" de Mariano Cifuentes acabaron sus días en la oscuridad de un matadero. No hace demasiado tiempo que los míticos "patasblancas" de Sánchez Cobaleda también desaparecieron. Y con cada uno de ellos se va un trocito de mi afición. Lo que me enamoró desde niño de este mundo es la variedad que presenta. Recuerdo cuando me estudiaba de los libros de la UCTL los diferentes pelos y pintas, las diferentes encornaduras, las hechuras...

Observaba la variedad de encornaduras, hechuras, pelos...
No más de un par de tentaderos y varias corridas vistas por la televisión me bastaron para ver la diversidad en los toreros y las diferentes suertes. Los que tenían más arte, los de más valor, el característico pase de tal o cual, la verónica, las chicuelinas, el pase de pecho...

En los tentaderos disfruté de la diversidad de suertes y toreros
Así me fui aficionando a este mundo. Su diversidad me atraía. Cada toro era distinto, su pelo, su encornadura, su forma de embestir, su fuerza, su clase... Veías una corrida de toros e incluso un tentadero y no sabías que iba a pasar.

Me atraían las diferentes formas de embestir, con todos sus detalles
Un día me enteré porqué había distintos pelos, distintas hechuras, distintas encornaduras... Recuerdo cuando leía en los libros que el toro de Albaserrada es típicamente cárdeno, suelen ser veletos y pueden aparecer toros cornipasos y cornivueltos; el toro de Miura es agalgado, alto de cruz, casi sin morrillo... Todas aquellas diferencias tenían un porqué. Todas aquellas características iban englobadas en cada encaste.

Con once o doce años investigaba cada foto, miraba y remiraba cada toro para adivinar el encaste, la ganadería, el pelo, las hechuras... Veía una corrida de toros y analizaba cada reacción, intentaba predecir el comportamiento del toro basándome en sus hechuras, del encaste del que provenía, de su tipo, de sus reacciones... Siempre me llevaba la misma conclusión: cada toro, cada lidia, cada torero, cada tarde... todo es distinto.

Cada toro es un mundo por descubrir y descifrar
Ya ha pasado un tiempo y mucho a cambiado todo esto. Sigo maravillándome con los distintos tipos de toros, con la variedad de encastes, con cada comportamiento... Pero ¿cuántos más lo hacen? Pocos, muy pocos. Salvo dos o tres enamorados de esto al resto no les importa. La monotonía inunda el toreo mientras la variedad sale por la puerta de atrás. Los toros embisten igual, todos los toreros torean igual, siempre los mismos carteles... Toreros, empresarios e incluso la propia administración se llevan las manos a la cabeza cuando se pierde una ganadería o un encaste, pero no hacen nada para evitarlo. Se pierden ganaderías y encastes ante la pasividad de los que verdaderamente pueden hacer algo. Mientras, algunos "locos" luchamos por mantener aquello de lo que nos enamoramos de niños, aquello que nos llamó la atención del toro y su diversidad, eso que ahora solo se encuentran en los libros o escondidos en tres o cuatro ganaderías como recuerdo al pasado, que se llaman, o se llamaron, ENCASTES.

domingo, 3 de marzo de 2013

El juego del becerro (I)

Tras el nacimiento el becerro empieza a vivir. Muchos dicen que las primeras semanas de vida el retoño no se separa de su madre. También existe otra opinión que dice que el becerro está con su madre para alimentarse, que luego la madre lo esconde y que vuelve a él para que el nuevo toro bravo le deje las ubres vacías. Es normal que se piense eso si vas al campo con prisas de ciudad. En cuanto llegas los becerros y las madres se protegen debido al posible peligro y no los ves separados en ningún momento.

Cuando te ven las vacas protegen a sus becerros que incluso se esconden debajo de ellas
Pero cuando vas sin prisas de ciudad, cuando dejas el reloj en casa y la paciencia se adueña de todo entonces es cuando observas la realidad del campo bravo. Tienes que intentar pasar desapercibido. Sentarte debajo de un árbol, escondido, sin hacer ruido, sin hablar y esperar. Al poco tiempo el campo se muestra en todo su esplendor y te puedes llevar alguna sorpresa. Los becerros a los pocos días de vida, cuando ya están lo suficientemente activos y despiertos, empiezan a vivir como uno más en la manada. Ni se quedan escondidos semanas ni están pegados a sus madres todo el tiempo. Normalmente con pocas semanas ya tienen un grupo de "amigos", dentro de lo que será su camada, y cuando sean separados de sus madres mantendrán esta amistad.

Los becerros desde pequeños ya van haciendo sus grupos que mantendrán siempre
El becerro vive a su antojo. Al mediodía normalmente está echado al sol con alguno de sus hermanos mientras las madres se alimentan de la hierba verde que le ofrece el campo y la naturaleza.

Al mediodía, en invierno, es habitual ver a los becerros sesteando juntos
 A medida que avanza la tarde suelen empezar a activarse y empieza el "juego", que no es más que el aprendizaje y el desarrollo del toro bravo. Los puedes ver rascándose en un árbol o en la tierra.

Van adquiriendo las costumbres que tendrán de mayores, como rascarse en los "escarbaderos"
Tampoco es raro encontrarte un becerro corriendo entre las madres alborotándolo todo debido a "la cuca". A toda velocidad y con el rabo hacia arriba.

Algunos becerros, en primavera, sufren la "cuca" y corren a todo galope
 A medida que cae la tarde invernal, debido al juego, a los pequeños les empieza a entrar hambre y buscan de nuevo a sus madres y el tesoro de sus ubres. Algunos corren hacia ellas, otros van más despacio e incluso a veces es la vaca la que busca al becerro ya que las ubres están repletas y empiezan a doler. Al poco tiempo están todos los becerros "enganchados" a las ubres de sus madres.

Cuando la tarde va cayendo el becerro se reúne con su madre para alimentarse
Puede que alguno, entre tanto juego, se haya alejado demasiado de su madre y no la encuentre. Entonces el campo se llena de ese berreo agudo del becerro llamando a su madre. Al poco tiempo la vaca le contesta desde otro extremo del cerrado y se encuentran rápidamente.

Alguno se "despista" y el silencio del campo se interrumpe con su agudo berreo
Después de comer, ya cuando el sol se está perdiendo en el horizonte, vacas y becerros, madres e hijos, se van hacia lo que llaman los vaqueros el "echío" que es donde descansan los animales durante el "sesteo" o durante la noche. Así acaba una tarde de juego del becerro bravo, una tarde en la que el becerro va creciendo relacionándose con su entorno y con sus compañeros, una tarde de invierno donde el becerro se va forjando hacia toro bravo, pero para observarlo tienes que ir con sutileza, con paciencia y sin prisas, como se hacen las cosas en el campo.