viernes, 31 de enero de 2014

R de Rincón, R de recuerdo...

Había llegado el mediodía de un frío y lluvioso día invernal. Tras la comida me senté junto al calor de la chimenea y la compañía de un libro. La lluvia golpeaba en el cristal de la ventana y se escuchaba soplar el viento en el exterior. Me puse a leer mientras disfrutaba de un vaso de leche caliente. Al poco tiempo, sin darme cuenta, me quedé dormido. Entonces un toro apareció. Caminaba poderoso por la dehesa, se giraba nervioso, se cuadraba de frente y me miraba. Era castaño, sin excesiva cara pero muy bien puesta. Unos pitones astifinos coronaban los rizos de su frente y una mirada muy seria se clavaba en mí. Dio unos pasos más al frente, encampanado, me miró a los ojos y se fue...


En ese momento me desperté sobresaltado. Había dejado de llover y el viento parecía más calmado. Abrí la ventana y junto a una brisa muy fría entró un suave aroma a tierra mojada. El sol empezó a aparecer tímidamente entre las nubes. Aquel toro me quiso decir algo. Empecé a pensar pero no recordaba su hierro. Decidí salir al campo, sin rumbo, buscando la respuesta ¿Sería un sueño sin más?

Aun nervioso me puse las botas de agua y la gorrilla campera. Al salir el frío se hizo notar pero los leves rayos de sol que de vez en cuando aparecían aliviaban. Cogí el coche y, sin pensar, empecé a conducir. Miraba a todos lados como buscando una respuesta a un simple sueño, pero no encontraba nada. Ya llevaba un rato cuando empecé a pensar en volver. Había pasado Vejer y ya estaba lejos de casa. Busqué un sitio para dar la vuelta y decidí hacerlo en la entrada de un cortijo que parecía abandonado. Cuando estaba a punto de salir de nuevo a la carretera una bonita florecilla roja se iluminó por el sol que se colaba entre las nubes. Observe su belleza por un momento. Detrás un azulejo llamó mi atención.

Una florecilla roja se iluminó por un momento...
...y detrás pude ver un azulejo
Asombrado me di cuenta de que era el hierro de la R de Rincón. Estaba en "Los Derramaderos", la casa de los Núñez, donde D. Carlos Núñez Manso fundara el encaste que todavía lleva su apellido. Paré el coche y decidí bajarme. El impresionante cortijo parecía abandonado pero el ambiente era especial. Una de las cortinas de los grandes ventanales dejaba un hueco abierto. Tras él pude observar varios escritos reposando sobre una mesa de madera, quizás esperando todavía al ganadero.

"Los Derramaderos" están solitarios pero conservan un ambiente especial...
...y los libros parece que esperan al ganadero
Justo al lado del cortijo pude ver las cuadras. Estaban vacías pero me pareció ver a los caballos comiendo en el largo pesebre, con las monturas puestas, preparados para un embarque. En el exterior las argollas parecían esperar el nudo apretado de las riendas del caballo del vaquero, unas riendas que ya no volverán a amarrarse allí...

En las cuadras imaginé a los caballos cogiendo fuerzas para el embarque...
...mientras las argollas esperan todavía el nudo de las riendas
Me di la vuelta y observé la inmensidad del campo de "Los Derramaderos". Una cancela con el hierro de la ganadería ponía límites a unos toros que ya no están. El tiempo se llevó a los toros igual que se lleva el blanco de la pared pero el hierro resiste impoluto y poderoso, como si no quisiese irse, como si se resistiese al paso del tiempo.

En la cancela el hierro resistía el paso del tiempo
 A lo lejos me pareció ver un toro. Era el número 63, uno de los últimos toros que hubo en "Los Derramaderos", de pelo negro, bastito de hechuras, más en Rincón. Pero solo fue mi imaginación. Era la sombra de un árbol seco. Se empezó a secar cuando los compañeros del 63 se rascaban aquellos pitones engatillados en su corteza, pero se acabó secando por la tristeza de que su sombra no la aprovechasen aquellos que eran sus toros.

A lo lejos me pareció ver al 63, uno de los últimos toros que salieron de la finca...(1)
...pero solo era la sombra de un árbol seco en la lejanía
Seguí andando por allí, buscando algún toro, algún recuerdo. Una cigüeña posada sobre un chaparro me llamó la atención. Me acerqué hacia ella y no se asustaba. Ni me miraba, solo miraba al frente. Intenté averiguar que observaba. Al principio no veía nada, solo el pilar y el pozo de un cerrado. El pilar estaba seco, pero al poco tiempo pude observar a las vacas bebiendo mientras los becerros más grandes correteaban alrededor. Al verme se fueron y dejaron detrás a uno de los últimos sementales de Núñez. Era el número 60. Con los pitones cortados y recogidos y las hechuras finas del toro de este encaste. Se giró y me miró un segundo. Al momento se fue correteando tras sus vacas y se esfumó su recuerdo.

La cigüeña miraba fija...
...al pilar que parecía seco...
...donde apareció el recuerdo de las vacas y el semental nº 60...
...que me miró un segundo...
...y se fue correteando tras sus vacas esfumándose para siempre...
Empecé a correr buscándolo, intentando que no se fuese. Corría con todas mis fuerzas tras un toro que ni veía, tras un recuerdo. Desistí y me di cuenta que mi carrera me había llevado hasta los corrales. Entré casi de puntillas, como sin querer molestar a unos señores que veían una corrida, unos señores que ya no estaban. Desde el corral más grande me giré y pude ver llegar una corrida de toros. Tras ella los vaqueros con sus voces y sus garrochas. Me refugié tras un burladero de piedra que tenía el hierro de la casa y observé la corrida. Era bonita, casi toda engatillada, bien hecha y variada de pelo. D. Carlos Núñez con su sombrero de ala ancha bien puesto observaba a sus toros con ilusión. Pude escuchar que la mataban Valencia, Puerta y "El Cordobés". Una ráfaga de viento frío hizo cerrar una de las puertas de los chiqueros y volví a quedarme solo.

Casi sin darme cuenta llegué a los corrales...
...donde vi a los vaqueros encerrar una corrida...
...y refugiado tras un burladero de piedra observé a los toros...
...pero todos los recuerdos se esfumaron tras cerrarse una puerta por el viento
En aquellos corrales se respiraba un ambiente frío y solitario, pero a la vez majestuoso. Andando por allí observé el pequeño palco repleto de azulejos de toros célebres matados por toreros importantes. Uno de ellos llamó mi atención. Correspondía a una corrida lidiada en Sevilla ¿sería la misma que vi hacía un rato en los corrales? No pude terminar de leer el azulejo porque me pareció escuchar una voz en la placita de tientas. Fui despacio, como sin querer molestar. Desde el palco pude ver a Manolete torear a una becerra. Vestía el pantalón de vuelta blanca típico del campo, unos zahones curtidos y un sombrero de ala ancha negro. Le estaba pegando unos naturales muy puros a una becerrita colorada que seguía la muleta con el hocico por el suelo, llegando más lejos que ninguna. Acabó la tanda de muletazos con un extraordinario pase de pecho y al mirar hacia arriba me vió y desapareció.

Subí al palco y uno de los azulejos llamó mi atención...
...y desde allí pude ver a Manolete pegar unos naturales a una becerra (2)
Bajé rápido a la plaza para ver si podía verlo otra vez más, me asomé despacio por un burladero pero ya no había nadie. Pude sentir en aquel burladero el tacto de Manolete, de Bienvenida, de Puerta y de tantos otros grandes toreros, pero seguía solo. La puerta al campo estaba abierta, como si Manolete hubiese acabado de echar a la futura madre a la dehesa de "Los Derramaderos". La de los chiqueros también estaba abierta y una cuerda seguía amarrada esperando que saliese la siguiente becerra. Me fui al centro del ruedo y observé los burladeros con la R borrándose por el paso del tiempo.

Me asomé despacio a la plaza...
...y en aquel burladero pude sentir a aquellos grandiosos toreros...
...la puerta al campo seguía abierta...
...y la cuerda amarraba la puerta de toriles esperando a que saliese una última becerra...
...mientras el paso del tiempo borraba el hierro de los burladeros
En aquel santuario me sentí torero por un momento y le pegué varios muletazos al fresco aire con la gorra en la mano. Estaba tan metido en el toreo que el viento me quitó la gorra y se me cayó a la arena. Me agaché para cogerla y al levantar la vista pude ver a los Ordoñez junto al ganadero en un burladero. Solo fue un momento. Me acerqué al burladero pero solo el taburete permanecía allí, el ganadero ya no estaba.

Al levantar la vista pude ver a los Ordoñez junto al ganadero en un burladero...(3)
...me acerqué al burladero...
...pero solo quedaba el taburete del ganadero
Empezaba a hacer frío y decidí irme. Cuando iba saliendo de allí escuché el sonido de unas espuelas contra la piedra de los corrales. Me giré y no vi a nadie. Seguí mi camino hacia el cortijo atravesando los antiguos cerrados donde pastaban los Núñez. Las pilas de los toros esperaban el pienso todavía.

Cuando me iba escuché unas espuelas rozando la piedra de los corrales...
...y en los cerrados observé las viejas pilas que ya no alimentan bravura
Caminaba pensativo y, a la vez, sorprendido. Las dudas me rondaban la cabeza ¿Cuántos toros se habrían criado allí? ¿Íbamos a dejar perder un encaste como el de Núñez? ¿Sólo nos quedarían los recuerdos? ¿Por qué había tenido ese sueño y había visto todo eso? Ya iba llegando al cortijo para coger el coche y volver a casa. Solo faltaba un cerrado. Era el que tenía más flores y más árboles. Donde el campo estaba más bonito. Y fue allí cuando volví a ver a aquel toro castaño, el toro de mi sueño.

En aquel cerrado tan bonito pude ver de nuevo al toro castaño...
Hizo lo mismo que en el sueño pero esta vez no se iba. Se quedaba mirándome fijamente. En sus ojos encontré el porqué de todo. Con su mirada me dijo que fueron muchos toreros y muchos toros los que salieron tanto de esa finca como de muchas otras. Muchísimos recuerdos que olvidamos y dejamos perder por nuestra falta de afición. Nos olvidamos de muchos encastes, ganaderías, fincas, mayorales, ganaderos y toreros. Solo quedarán los recuerdos que se iran perdiendo con el paso del tiempo, igual que se borra el hierro de la R de los burladeros de la placita de "Los Derramaderos". El recuerdo de aquellos toreros todavía siguen vivos, igual que el recuerdo de muchos ganaderos, desde el fundador D. Carlos Núñez Manso hasta el último ganadero que hubo en la finca D. Luis Núñez Moreno de Guerra, pero desgraciadamente solo son recuerdos. Todavía podemos salvar muchos encastes, ganaderías y fincas para que no solo sean recuerdos.

Entonces el toro se volvió. Se fue al paso, reburdeando a su tierra y a sus cerrados, mientras yo lo observaba sorprendido. Volvió a mirarme desde la lejanía y me contó un secreto. Me dijo que cuando nadie los ve los toros de Núñez todavía reburdean y se pelean en los cerrados de "Los Derramaderos", que en el silencio de la tarde Manolete sigue toreando a aquellas becerras con aquel tranco de más y que D. Carlos sigue cogiendo notas de las tientas junto a su descendiente D. Luis. Me contó que no solo prosigue lo real, sino también los recuerdos... Después de decirme esto trotó majestuoso haciendo sonar la hierba húmeda y desapareció en mi recuerdo...


Nota: la foto (1) ha sido cedida por mi buen amigo Salvador Núñez. Las fotos (2) y (3) han sido tomadas del twitter @Tapatanacn propiedad del también ganadero y familia D.Carlos Núñez Dujat des Allimes, en cuyo poder está actualmente el hierro de la R de Rincón, histórico hierro de los Núñez.

16 comentarios:

  1. Que alegría Alberto que vuelvas a escribir. Dicen que la nostalgia conduce a la melancolía y tal vez sea verdad. Pero a veces es bonito que alguien te sumerja en lo que sin duda ha sido la viva historia del toro bravo. Estupenda entrada.

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    1. F.Romero:

      Felipe no he escrito antes porque los exámenes no me dejaban tiempo para nada, pero ahora que he terminado voy a volver a recuperar la actividad del blog.

      "Los Derramaderos" ha sido la historia viva del toro bravo. El encaste Núñez también. Y todo está olvidado. La tristeza al ver esa finca tan emblemática así no la puedo describir con palabras.

      Un fuerte abrazo y ¡muchísimas gracias! Por cierto a ver si nos vemos pronto Felipe.

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  2. Bueno Alberto, que te voy a contar chaval, que me has dejado helado. Si te digo la verdad, y no es la primera vez que te lo digo, me gustan mucho tus entradas, pero en esta lo has bordao. Es de lo mas bonito que te he leido.

    A medida que iba leyendo la entrada, iba pensando precisamente en la reflexión final que tu mismo haces, en que hay muchas ganaderías que corren (y que correrán) la misma suerte que Los Derramaderos con el sistema actual de la fiesta. Yo no podría soportarlo. No me imagino entrar en un cortijo vacío, ver las pilas de los toros abandonados, las cancelas abiertas, la hierba alta, la placita de tientas y corrales vacíos y derrumbándose...para mi eso sería que una parte de mi desapareciera. Como si a un árbol le cortan sus raíces.

    Y es curioso como ese toro castaño te transmitió el mismo mensaje que el tristemente desaparecido Revisor le transmitió a Enrique este verano aquí en Comeuñas. Ahora yo también busco mis ratitos de soledad en el campo, en el cercado de los sementales, para hablar con Revisor. Me pide que no tire la toalla de mi afición, que luche como el lucho en su día para salvar su vida. Y siempre me dice que gracias a nosotros, a los que seguimos ahí, su recuerdo y el del toro en general, perdura por siempre.

    Gracias Alberto. No cambies nunca.

    Un abrazo.

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    1. MARIN:

      Me alegro muchísimo de que te haya gustado. Esta entrada tenía dos objetivos. El primero era hacerle un homenaje a la familia Núñez y a sus toros. Ha sido una familia muy importante y crearon un encaste que también fue muy importante, un encaste que personalmente me gusta mucho, pero ya nadie se acuerda de ellos y creo que tenían más que merecido este humilde homenaje. El segundo objetivo era concienciar al aficionado de que si esto sigue así, con el rumbo que lleva y no hacemos nada no será solo la finca "Los Derramaderos" sino que serán muchas más. Y luego nos lamentaremos, pero no hacemos nada por remediarlo cuando estamos a tiempo.

      Si Revisor ahora que se esconde entre la hierba y en la sombra de las encinas de Comeuñas te pide que no tires la toalla hazle caso. Cuando te lo pide será por algo. Y si no lo sabes te lo digo yo. Te lo pide porque aficionados como tú al campo y al toro hay pocos, muy pocos. Y ahora más que nunca le hacen falta personas como tu al campo y al toro. Así que me sumo a la petición de Revisor. Lo último en esta vida es tirar la toalla.

      Un fuerte abrazo MARIN y ¡muchísimas gracias!

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  3. Alberto, los pelos de punta. Enhorabuena.

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  4. ¡Saludos,Alberto! Ya me decía yo que estabas tardando mucho en contarnos otra de tus maravillosas historias,será por los exámenes,me decía,que lo primero es lo primero y ha merecido la pena esperar.
    Es una pena que la realidad sea tan cruda pero es lo que hay.Como todo en la vida,el mundo del toro también cambia,se irán los que están y vendrán otros con otras formas de hacer las cosas.¿A dónde llegaremos?Por ahora está muy bien que nos emocionemos con el recuerdo de lo que fue una ganadería tan importante como Los Núñez y siento rabia al ver que el paso del tiempo hace mella en unas instalaciones que fueron testigo de grandes momentos,ahora abandonadas.
    ¿Los exámenes? muy bien,supongo.Un abrazo,Alberto.

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    1. Paco Gallardo:

      Efectivamente no he podido escribir antes a causa de los exámenes, pero el esfuerzo ha merecido la pena. Me han salido bastante bien.

      El mundo del toro también cambia pero después de ver así "Los Derramaderos" no tengo muy claro si cambia para bien. Cada día tengo más claro que estamos viviendo los peores años del toreo. Ganaderías y encastes emblemáticos que se pierden, empresarios que confeccionan carteles monótonos y que no pagan los mínimos a toreros y ganaderos, figuras que no se salen de las mismas ganaderías y que no dejan entrar a los que vienen empujando para evitar competencia... Sinceramente para cambiar a lo que estamos cambiando mejor nos quedamos como estamos. Dicen, y lo comparto, que más vale malo conocido que bueno por conocer...

      Un fuerte abrazo Paco y a ver si nos vemos pronto por Santa Lucía.

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  5. Precioso...se nota que sientes lo que escribes....A años luz de la mediocridad de la prensa taurina...
    Muchas gracias!

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    1. Pepe Tur Pastor:

      Escribir es como torear o como montar un caballo, si no lo sientes es mejor que no lo hagas. Si lo sientes hazlo y que no te importe el resultado. Lo importante es que salga de dentro.

      ¡Muchas gracias a ti! Un saludo.

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  6. Alberto:
    Menos mal que has avisado y me he podido poner unas botas y un abrigo para taparme del aire, que si no, me habría quedado helado. Que paseo más bueno hemos echado. Hace tiempo pasé por la puerta de esta finca, recuerdo que la "R" se me echó a los ojos, pero yo no paré, quizá no me atreví. Pero al ir acompañado y guiado por un animal de campo, con perdón y sin ánimo de ofender, la cosa cambia. Al menos he podido conocer a toda esta gente, ver el ganado en su esplendor y ver torear al Monstruo, aunque me ha sabido a muy poco y a mucho al mismo tiempo. Habría querido más, pero lo visto me ha llenado absolutamente. Gracias por el paseo y otra vez que salgas, me avisas de nuevo y te hago de acompañante.
    Un abrazo y te dejo, que se me ha metido el frío en los huesos y voy a ver si me lo saco de los huesos.

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    1. Enrique:

      Pues dentro de poco iré a dar otro paseo, que ya he pasado los exámenes y tengo más tiempo. Tranquilo que te avisaré. Esperemos que no llueva y que la vaca que está a punto de parir haya parido y podamos enchaparle el becerro. Si quieres te aviso y nos tomamos un café y te cuento la historia de algún vaquero o mayoral. Eso si no se pelean los toros antes y te tengo que llamar a toda velocidad porque hay faena inesperada, porque ya sabes que el campo es así.

      Por cierto un gran halago lo de animal de campo. Ojalá me llegase a parecer más a un animal de campo de los de antes, de esos que ven una vaca a un kilómetro y saben lo que le pasa, esos que hacen de la profesión de vaquero o conocedor un arte sublime. Un arte al alcance de pocos, un arte que muchas veces subestimamos.

      Un abrazo Enrique y muchísimas gracias por acompañarme. Sin tu compañía este paseo no habría sido lo mismo.

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  7. Preciosa la historia. Enhorabuena!

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    1. Antonio Delgado-Roig:

      ¡Muchas gracias! Me alegro de que le haya gustado. Un saludo.

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  8. Buenas señor Ariza, un deleite su historieta. Yo, he visto esa finca , por fuera, y me parecia bonita bonita, he inmensa. ¿ sabria usted decirme su extension? si puede, si no no pasa nada. Lo dicho , un deleite.
    Un saludo.
    Kaparra

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  9. Soy De Valladolid y Hace años por casualidad tuvimos La oportunidad De conocer La finca y a su mayoral. Estuvimos varios años yendo y dando de comer a los animales. Disfrutábamos como niños. Me ha encantado todo lo que has dicho. Es una pena verlo así.

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