El herradero, independientemente de si es a la
antigua usanza o con el moderno cajón, tiene como finalidad marcar a fuego a los becerros una vez que han sido destetados. Además, si no se hizo en el momento del enchapado, se suele hacer la señal de oreja correspondiente a cada ganadería.
Las marcas a fuego que se hacen a cada animal, como norma general, serán cuatro: el guarismo (última cifra del año ganadero en que haya nacido el becerro) que se sitúa en la paletilla, un número identificativo único para cada animal situado en el costillar, la marca de la asociación ganadera a la que pertenezca la ganadería en cuestión y el hierro identificativo de la ganadería. Estos dos últimos hierros van situados en la parte trasera del animal, uno en la parte baja del anca y el otro en la llana o solana (parte superior del miembro posterior). Esta colocación depende de cada ganadería, si bien en la zona del sur el hierro de la ganadería suele ir abajo y en la zona de Salamanca suele ir el hierro arriba. Todas estas marcas a fuego van en el mismo lado del animal, que suele ser el derecho (salvo excepciones como la ganadería de Baltasar Ibán donde se hierra en el lado izquierdo).
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Número, guarismo, sigla de la UCTL y el hierro de la ganadería |
En cuanto al número asignado a cada animal depende del sexo del becerro, de las costumbres de la ganadería e influye mucho la extensión de la ganadería y de las camadas a herrar. Así lo normal es herrar a todos los machos de una misma camada empezando por el nº 1 hasta herrarlos todos, acabando en el número que sea. En ganaderías muy largas se puede llegar hasta el nº 200 e incluso superarlo.
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En camadas muy extensas se puede llegar a superar el 200, como en este caso: nº 220 |
En ganaderías muy cortas los machos se pueden herrar en correlación al guarismo que corresponda. Si el guarismo es par se herrarán todos los machos con números pares empezando por el nº 2 y si es impar se herrarán con números impares empezando por el nº 1. Así permite diferenciar a los machos de diferentes camadas sin necesidad de observar el guarismo del animal. Si bien esto no es muy común y se circunscribe a ganaderías muy cortas.
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Dos toros del guarismo 8, herrados con números pares |
En hembras también hay varios procedimientos de herrado. En ganaderías muy largas se empieza por el nº 1 pudiendo llegar hasta el nº 999. Si en el herradero de un año la última becerra herrada fue con el nº 150 el siguiente año comienzan a herrarse las hembras con el nº 151 y sucesivamente. El año que se llegue al nº 999 se comenzará con el nº 1. Dependiendo de la extensión de las camadas este ciclo durará más o menos años.
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Vaca nº 371 del guarismo 9. No existe relación entre el número y el guarismo |
En ganaderías con camadas medianas que no superan las cien hembras se puede recurrir a otro procedimiento. Se hierran las becerras poniendo en el número del costillar el número del guarismo. Así el año que corresponda el guarismo 4 se comienza por el nº 400, el que corresponde el guarismo 5 se comienza por el nº 500 y así sucesivamente. Esto permite saber el guarismo, y en consecuencia la edad del animal, sólo con observar su número de costillar.
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Vaca nº 573 del guarismo 5. Existe relación directa entre el número y el guarismo |
Por último, en ganaderías muy cortas existe otro procedimiento de herrar las hembras. Al haber tan pocos animales se sustituyen números. Si se mueren las vacas nº 23 y la nº 35 ese año se hierran dos becerras con el nº 23 y nº 35 cubriendo las vacas que causaron baja. Cubiertas las bajas se prosigue herrando por donde corresponda la numeración normal del herradero.
Si bien la númeración de los animales, sobretodo en hembras, es muy particular y depende mucho de cada ganadería. También se realiza, si no se realizó junto al enchapado, la señal de oreja. Se suele usar la navaja de algún vaquero y se le hace al animal la señal característica de la ganadería. Esta señalización en los últimos años solo se realiza en los machos ya que las hembras deben llevar los crotales de identificación y con la señal de oreja es más fácil que los pierdan.
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La señal de oreja también se realiza en el herradero, en este caso: rasgada |
Otros factores a tener en cuenta en los herraderos son el pelo del becerro y el comportamiento. El veterinario hace una reseña detallada del pelo del animal que junto con el número y el guarismo harán a cada animal único en la ganadería. Es un verdadero lujo para los sentidos observar un herradero en ganaderías con variedad cromática ya que puedes ver multitud de pelos y accidentales en una sola mañana.
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En los herraderos tienes la posibilidad de ver multitud de pelos y particularidades |
Por último un matiz que siempre me gustó mucho es escuchar los comentarios de los vaqueros sobre el comportamiento de los becerros. Resulta curioso como a los que se quejan mucho y berrean los tachan enseguida de "mansos" y a aquellos becerros que aguantan el herrado sin berrear y protestar los califican de "bravos". También atribuyen como "mansos" aquellos animales que una vez han salido del cajón se vuelven y se arrancan. Son sólo matices, dignos de escuchar, de los sabios del campo.
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A los vaqueros no les gustan los que berrean y se vuelven arrancados |
Así termina la identificación y el herradero de los becerros que hace poco fueron destetados de sus madres. Ya son independientes, tienen un número asignado, pertenecen a un guarismo, tienen su pelo marcado en la ficha y vivirán su vida en la dehesa hasta que tengan que demostrar su bravura en la plaza, aunque algunos matices hayan sido "adivinados" por los sabios del campo...