El otro día fue mi cumpleaños y me puse a pensar en lo rápido que va pasando la vida. Era de estos días en los que te entra la nostalgia y me vino a la cabeza mi niñez. De la mano de ese pensamiento vinieron algunos toros y caballos, algunos momentos especiales y, no se muy bien porqué, acabó en mi pensamiento mi ídolo de la infancia.
Todos los niños tienen un ídolo, un ser superior al que idolatran e intentan imitar, un héroe. Algunos niños tienen siempre en su mente un jugador de fútbol, un personaje de la tele, un héroe tipo "Batman" o incluso, y ya menos, un torero. Pero yo tenía a un ganadero, a D.Álvaro Domecq y Díez. No sé si sería por lo que me hablaban los vaqueros o por los comentarios de mi abuelo, lo cierto es que siempre estaba pensando en ese hombre.
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D.Álvaro Domecq y Díez |
Al principio me llamaban la atención los fabulosos caballos de rejoneo, el precioso cortijo de "Los Alburejos" o aquellos toros tan bonitos con esas capas multicolores. Recuerdo como cada San Fermín, siendo muy pequeño, me levantaba a las siete y me ponía un pañuelo rojo en el cuello. Veía todos los encierros pero siempre esperaba con especial nerviosismo la carrera de los toros de Torrestrella y ver algún toro burraco de los que mandaba D.Álvaro.
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Los "burraquitos" de Torrestrella siempre llamaban mi atención |
Posteriormente me enteré que este hombre era un enamorado del campo bravo y que realizaba en su ganadería tentaderos de machos a campo abierto. Me contaban que los vaqueros vestían de corto y se ponían los zahones y derribaban a aquellos becerros variopintos que dos años después corrían por la Estafeta.
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Los vaqueros de D.Álvaro realizaban el tentadero de machos a la perfección |
Conforme iba creciendo la ganadería de Torrestrella me iba enganchando más y buscaba fotos de los toros, intentaba ver videos de los caballos de rejoneo y de acoso. Para mí la casa de D.Álvaro era el paraíso, allí se unían toros preciosos y una ganadería de leyenda, caballos de élite, de rejoneo, de campo y de alta escuela, tradiciones de campo y gente sabia. Soñaba en visitar un día aquella finca que estaba tan solo a diez minutos de mi casa pero que para mí resultaba inalcanzable.
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Soñaba con los preciosos caballos de rejoneo y alta escuela |
Cuando mi edad avanzaba e iba manejando con más soltura internet descubrí que mi ídolo había escrito dos libros. Ese año le pedí a los Reyes Magos uno de ellos y cuando lo tuve entre las manos no podía parar de leerlo. Me viene a la memoria que después de haberlo leído miles de veces lo dejaba en la mesita de noche y antes de dormir lo abría por cualquier página y me leía dos o tres capítulos. "El toro bravo" multiplicó aun más la pasión por aquel hombre, pues descubrí que era un sabio de la ganadería, como un "mago" del toro bravo y su entorno, un ser especial que sabía del toro como nadie.
Y llegó el día en que pude conocer a mi ídolo. Fue una tarde de invierno de principios de 2005. El mayoral de la ganadería, el gran Juan Cid, me invitó a ver un espectáculo de caballos. Los nervios me podían y la ilusión de pasear por los patios de "Los Alburejos" era algo que jamás olvidaré. Cuando andaba por allí observando aquellas maravillas de caballos me giré y, a lo lejos, estaba él. Sentado en su silla de ruedas, bastante mayor pero todavía con su gorra de campo puesta. Me impresionó. Por un momento pensé en acercarme y saludarle pero no fui capaz, tampoco hacía falta. Pese a los nervios que me corrían por dentro me quedé como una estatua, plantado y sin dejar de poder observarle. Por cada arruga de su cara salía sabiduría, sabiduría de toro bravo, de campo y de caballos. Cuando volví a casa parecía estar en un sueño. Aquella imagen no se iba de mi pensamiento y recuerdo que al día siguiente me volví a leer uno de sus libros entero.
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Allí, en uno de los patios de "Los Alburejos", pude verle por primera vez |
Tras mi encuentro con D.Álvaro estuve en una nube hasta el mes de Abril. El día 15 de dicho mes fue otro día especial. Fuí por primera vez a La Maestranza. La ganadería, como no podía ser de otra forma, era Torrestrella. Fue una corrida que nunca olvidaré. Llegaron rumores de que D.Álvaro estaba malo y no la podía presenciar. Recuerdo que iban saliendo toros y ninguno destacaba, salvo la acometividad que tuvo en banderillas un colorado acapachado, pero nada más. Aún así seguía sin perder la esperanza. Hasta que salió el quinto, "Ojosnegros" de nombre. Era negro, también acapachado, y derrochó un galope y una clase fuera de lo normal. Algo pasó aquella tarde y con aquel toro. Fue algo especial. Se le pidió el indulto y le dieron la vuelta al ruedo. Luego vi la corrida por televisión y creo que fue algo exagerado, pero había que vivirlo allí. Con ese toro algo mágico envolvió a la Maestranza y no supe que era, lo único que sabía era que tenía de punta hasta los pelos de la cabeza y que D.Álvaro postrado en la cama se sentiría orgulloso.
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"Ojosnegros" embistiendo aquella tarde mágica |
Pasó el verano y no supe nada más ni de D.Álvaro ni de Torrestrella. Como todos los años no me perdí ningún encierro pero en esa feria de San Fermín no estaban anunciados los toros de "Los Alburejos". Seguí soñando con aquel hombre, con las lecturas de sus libros, con el recuerdo de aquel quinto toro y con los caballos de rejoneo. Hasta que un día de Octubre llegó a mis oídos la nefasta noticia, D.Álvaro había fallecido. Entonces entendí que aquello mágico que sentí en Sevilla, aquel "Ojosnegros" fue su despedida. Atrás quedaron las esperanzas de hablarle algún día, de escuchar algunas de sus historias. Se fue el ser humano, la persona, pero mi ídolo seguía ahí.
Posteriormente he visitado "Los Alburejos" y no se ha ido. En cada patio, en las crines de cada caballo, en la mirada de cada toro, está él. Y pensando en mi infancia creo que siempre lo he tenido en la cabeza, pues sus libros siempre me acompañan y cada vez que veo un toro pongo en práctica lo que él me enseñó con sus escritos. Fue un sabio del toro, aquel que creó el paraíso de "Los Alburejos", el que tocó con los dedos el secreto de la bravura y se la impregnó a aquellos toros burracos. Fue un ídolo de infancia y hoy no es recuerdo, es un mago del toro convertido en leyenda, en leyenda de juventud.