Ya son varios años los que llevo estudiando la carrera, bastantes más los que llevo siendo aficionado al mundo del toro y el caballo, y mi vida se centra en esto. Toros y veterinaria, veterinaria y toros. Y la verdad no puedo ser más feliz. No soy como el resto de los jóvenes, se que soy un raro apasionado que vive por sus aficiones.
A mi edad todos los jóvenes se centran en salir, divertirse, botellón, fiestas, levantarse tarde, hacer el cafre, estudiar (pocos), escuchar la música alta, estar todo el día con el ordenador y las nuevas tecnologías... Pero yo no. Algunos me tachan de antiguo, otros de "friki-toros" como me llaman algunos amigos cariñosamente, otros me dicen que estoy loco... Porque en mis vacaciones me levanto a las siete de la mañana para ir al campo a apartar toros o montar a caballo, porque en mis ratos libres no me pongo a ver la tele, me doy un paseo por el campo o me pongo a leer libros de caballos y toros para seguir aprendiendo, porque no me emociono con un gol del Real Madrid y si con una faena de aquello tan antiguo y tan de "viejos" como dicen algunos que son los toros...
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En mis ratos libres |
Y creo que todo esto que me hace tan diferente es lo que le da sentido a mi vida. Esta afición hizo que a los once o doce años ya supiese que quería estudiar veterinaria. Hace, tras estos años, que esté tan feliz y tan orgulloso de lo que hago. Yo no se de ordenadores o de móviles, ni de televisión o cine, tampoco de moda, actualidad o modernidades, pero se algo de cuando un toro está pegado, de donde buscar a una vaca parida, de si el viento es de agua o de levante, de como se aparta un toro o de como montar por primera vez un caballo. Y prefiero saber un poquito de esto y nada de lo que saben todos.
Y todo eso se lo debo a muchas personas, vaqueros y mayorales que a la vez que maestros se convirtieron en amigos y compañeros, veterinarios que me dieron y me dan la ilusión necesaria para seguir estudiando, amigos aficionados al toro que mantienen mi afición, mi hermano que es como mi sombra y mi conciencia que me acompaña siempre al campo y me ayuda en todo, mi familia...
Pero por encima de todas estas personas hay alguien especial, sin el cual nada de esto hubiese sido posible, y mi vida ahora sería la de un joven como cualquier otro, tan moderno y normal como el resto. Él me montó por primera vez en un caballo, me llevó a mi primer tentadero, me enseñó la afición y marcó el resto de mi trayectoria y mi vida.
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La primera vez que me montó en un caballo |
Tengo recuerdos muy lejanos de cuando me ponía su gorra campera cuando iba a merendar a su casa, de cuando observaba impresionado las cabezas de aquellos toros lidiados en Madrid en su despacho mientras él hacía los lotes, de cuando me reñía porque me había acercado mucho a las vacas con el caballo o me decía que tuviese cuidado en el destete de la mañana siguiente.
Recuerdo las tardes de invierno viendo videos de toros, las mañanas de verano esperando a los vaqueros, la placita y su voz en el banquito en ese burladero tan especial guiando el tentadero, la llegada de los empresarios y las vueltas en el coche viendo los toros, aquel "niño cuidado con las sombras" que siempre me decía en los embarques...
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Su sitio, donde apuntaba las notas del tentadero |
Me pongo a pensar y me transformo en aquel niño que no paraba quieto en los embarques para ver a los toros pasando por los corrales siempre a su lado. En aquel que herraba los becerros con su abuelo en los herraderos y luego apuntaba los números para recordar a los cuatro años que aquel toro negro lo herré con mi abuelo. Y curiosamente el primer becerro que herré junto a él, ese número 11 que iba a ir a Huesca, fue la primera operación de un toro que vi.
Recuerdo lo orgulloso que se sentía cuando salían aquellos toros de Camacho tan buenos y los mataban todas las figuras. Cuando le quitaba los premios de distintas ferias y me ponía a jugar con ellos. Cuando en los saneamientos veterinarios me sentaba encima de aquel burladero para que lo pudiese ver todo bien pero sin que me pasase nada.
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Uno de los "Camachos" de su época |
Hasta que ese hombre al que tanto aprecio se jubiló. Desde que se fue nada volvió a ser lo mismo. Mi hermano y yo seguimos con la afición pero aquellos toros parece que por la nostalgia de no verlo en "La Quinta" dejaron de embestir. En los tentaderos las vacas ya no salían bravas sino nobles y con poca fuerza, los toros ya no se vendían para las grandes plazas, los empresarios ya no visitaban tanto la finca.
Pero ya no quiere saber nada de toros. Se limita a vivir tranquilo con su mujer y su familia. Pero todavía guarda lo que sabe, todavía recuerda a sus toros. Y de vez en cuando se abre como una enciclopedia taurina y campera y nos da consejos a mi hermano y a mí. Todavía me preguntan toreros, empresarios, apoderados, vaqueros, mayorales y ganaderos por él. Sabe que dejó huella en el mundo del toro.
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D. Antonio Moreno, que fue representante de la ganadería de MªCarmen Camacho |
Pero también dejó huella en otro sitio. Sin saberlo (o sabiéndolo) en cada rato de campo, de hablar de toros, de ver videos, de embarques o paseos a caballo, dejó huella en mi, en su nieto. Todavía cuando repaso los toros me acuerdo de él. Y ahora que estudio veterinaria no puedo dejar de decir que soy como soy gracias a él, tengo esta afición y soy tan feliz gracias a él.
Gracias D.Antonio Moreno, gracias ABUELO.