El hierro de la ganadería de MªCarmen Camacho |
Uno de los atractivos de Medina Sidonia son
sus vistas. Muchos turistas suben para observar el paisaje y quedan
admirados. Pero es característica de los visitantes querer observar muchas cosas en poco tiempo y la mayoría de
los secretos pasan desapercibidos. Uno de los encantos de subir al cerro del
castillo es ir solo, con tiempo de sobra y hacer uso de la paciencia. Dispuesto
a observar y escuchar. Desde aquel alto se pueden observar muchas cosas, desde
numerosos pueblos de la provincia a numerosas ganaderías de toros bravos. Y
también se pueden escuchar muchas otras cosas como la campana de la iglesia mayor,
algún pajarillo que pase volando o el reburdeo de algún toro. Sí, de algún toro.
Hay una ganadería tan cercana al pueblo que si el viento es favorable se pueden
escuchar.
Se observan numerosas ganaderías, los pueblos blancos de la provincia... |
Y es que la finca “La Quinta”, donde pastan
los toros de MªCarmen Camacho, llega casi a meterse en el pueblo. Esta finca,
que fue propiedad de Buendía, y de ahí le viene el nombre a la ganadería de
origen santa coloma, la compró D. Manuel Camacho para criar toros bravos. Para
ello compró a medias con D. Álvaro Domecq la ganadería de Curro Chica,
quedándose el propietario de Torrestrella con las mejores vacas, y D.
Manuel con el hierro aristocrático del
rey de Portugal y con la antigüedad de la vacada. Sobre esta base, y con alguna
que otra aportación de sementales, se mantuvo la ganadería doce años, hasta
1968 cuando se incrementa con reses de Carlos Nuñez. A partir de aquí se va
eliminando lo anterior y, con la selección y el trabajo de D. Antonio Moreno,
alcanza el tipo de toro que hizo triunfar a los pupilos de la hija del
fundador, Dña MªCarmen Camacho.
Esta ganadería creó un tipo de toro
característico, cuyo pelo más abundante era el negro bragado, destacando
también los chorreados. Pero siempre salía algún colorado, ensabanado o jirón
que le daba cierta variedad a la camada. Y cuando los veías en aquel entorno
tan maravilloso de “La Quinta”, con aquellos arroyos y aquellos cerrados tan
grandes, cobraban una belleza especial.
Uno de los Camacho que le daban vistosidad a la camada escondido entre los árboles |
En el ruedo hubo un tiempo que salieron
bravos, lidiando en todos los cosos de importancia, luciendo su divisa verde y
plata casi todos los años en Las Ventas, plaza que reservaba casi sin excepción
la cabeza de camada para San Isidro. Pero la ganadería empezó a cambiar. Se fue
D. Antonio y con él se fue la bravura. De vez en cuando salía algún toro bueno,
descendiente del semental “Jerezano” que tan buenos productos dejó, pero cada
vez con menor frecuencia. Madrid era ya un sueño inalcanzable y la ganadería
empezó a bajar bastante. La mansedumbre y la falta de fuerzas se apoderó de
aquella preciosa finca. Durante varios años el hierro de la corona deambuló por
cosos de menor importancia hasta que un empresario de Salamanca se llevó las
camadas enteras. Añojos, erales y utreros viajaron hacia las frías tierras de
Castilla.
"Jerezano", nº 68, uno de los últimos sementales que transmitieron bravura a la ganadería |
Las vacas todavía continuan en sus cerrados
pero ya no beberán más toros en sus arroyos. Los cuatreños no rozarán los
pitones más en la hierba. No se escucharán entre las encinas los cuernos de dos
toros chocando en una pelea. La arena no será removida por sus pezuñas. La Quinta quedó
huérfana.
De las aguas del arroyo no beberán más toros bravos |
Pero todavía queda el recuerdo de aquellos
ratos en el cerro. Cuando observaba de pequeño las vistas y se veían desde
lejos los toros. Sonaba la campana en las horas de misa y los toros de Camacho
reburdeando le contestaban. Me gustaba pensar que hablaban. Pero ya no hay
toros en “La Quinta” y, desde entonces, la campana no suena igual.
Bueno Alberto, una entrada que a mi me entristece mucho. Tenia un amigo al que le presté mi caballo un año para la romeria del pueblo. No era muy aficionado, pero queria darse un "garbeito" con una chica. Me pregunto si el caballo daba problemas, y le dije que no, que era muy noble. Cuando llego de vuelta me dijo que me metiese el caballo por.... que no habia quien lo hiciese andar. Le dije que le habia dejado el caballo pero no las manos. Y con el toro pasa lo mismo, en cuanto se va el que los entiende, se acabó la bravura. Seguro que de D. Antonio Moreno sabrás mas que yo.
ResponderEliminarMe encantan este tipo de entradas Alberto, aunque entristezcan por ver como una ganaderia se viene abajo, pero enseñan la importancia de la gente de campo. Una pena que semejante finca tan bonita ya no tenga machos.
Por cierto, en su dia tenté mucho por aquella zona. Cebada y Torrestrella sobre todo, pero no recuerdo bien si estuve alguna vez en lo de Mª Carmen Camacho. En el entorno de Medina Sidonia seguro.
Un abrazo Alberto.
Amigo MARIN: si a ti te entristece imagínate a mi. En esta ganadería viví mi infancia y ví el trabajo que realizó mi abuelo durante toda su vida. Se dedicó plenamente al toro, anteponiendo su trabajo incluso a su familia. Luchando día a día por poner la ganadería en buen sitio y que en unos pocos años tirasen todo su trabajo por la borda no sabes como me entristece. Y si a mí me entristece imaginate a él. Ya no quiere saber nada de toros. Lo ha ido dejando de lado y sólo sabe algo de nuestro mundo por lo que le comentamos mi hermano y yo, pero ha perdido todo el interés y la ilusión. La ganadería no era suya pero él la hizo, la creó y seguro que le tenía más aprecio que los propios propietarios. Pero así es la vida. Y como bien dices las manos de cada uno hacen mucho y la sabiduría del campo no la tiene cualquiera.
EliminarDe esos dos sitios en donde tanto tentaste hablaré próximamente y, gracias a dios y a la bravura, no serán tan tristes como esta entrada.
Un abrazo amigo MARIN.
Buenos dias, no me estraña nada que los antigüos se dieran de tortas por esas tierras, bonito su escrito, el de la vaca que pare mucho mas. Y la foto de las alturas..... me recordo cuando conoci esa zona. En nuestra ignorancia, pa rato pensabamos que hubiera o fuera verde aquellas tierras. Un saludo.
ResponderEliminarKaparra
Buenas Kaparra. Pues sí, por algo sería. Que haya tanto bravo por aquí no creo que sea casualidad. Es una zona ideal, tanto por el clima como por el tipo de pasto y por la orografía. Es una comarca ideal para criar el toro bravo.
EliminarUn saludo y muchas gracias por pasarte por aquí.
He leido tus últimas entradas y me he encontrado a mí mismo mirando desde lo alto de Medina.
ResponderEliminarClaro que no es lo mismo mirar que ver.
He pensado en tu abuelo y algo habrá que hacer para que recupere la ilusión...
De momento tu ya haces lo tuyo manteniendo ste blog. Es un verdadero placer cada vez que uno descubre que has escrito una nueva entrada.
F.Romero: Muchas gracias por tus elogios. Que mi abuelo recupere la ilusión lo intento pero ya es un poco difícil. Después de que el proyecto de su vida lo echen a perder en tres o cuatro años no creas que resulta tarea fácil. Pero bueno se seguirá intentando. Además del blog le enseño fotos de toros y le hablo cada vez que puedo de toros y del campo, pero creo que le hace ilusión porque soy su nieto que más que por lo que escucha, pero bueno, lo seguiré intentando.
EliminarMuchas gracias por tu comentario y por pasarte por aquí una vez más.
Un saludo.